Prueba de manejo: Mitsubishi L200 DI-D

diciembre 11, 2017 en Pruebas por Mauro Osorio

Mitsubishi L200 DI-D

Una de las pickups con más historia pasó por nuestro test drive: nueva Mitsubishi L200 DI-D, con motor turbodiésel 2.4 de 181 CV. Potencia, eficiencia y excelente desempeño off-road.

La historia de la Mitsubishi L200 se apresta a cumplir 40 años. Nacida en Japón en 1978, siempre se caracterizó por ser un producto sólido, austero, racional y con excelente desempeño off-road. En términos de diseño, fue la cuarta generación la que marcó un antes y un después, con su característico corte en J entre cabina y caja.

En un segmento donde la innovación en diseño es difícil, la L200 IV se ganó la simpatía con sus líneas curvas, que de paso mejoraban mucho el espacio en las plazas traseras. Varios diseños posteriores, como el de la Amarok, tomaron esta idea de cabina curva.

En Argentina, la oferta de Mitsubishi ha sido despareja, sobre todo en los últimos años. Desde el último cambio de gobierno y el levantamiento de las trabas a las importaciones, se ofrece la quinta generación de esta camioneta, producida en Tailandia, y que compite directamente con productos del Mercosur como Hilux, Ranger o Amarok, pero pagando 35% de aranceles extrazona.

No hay que confundir esta camioneta con la L200 3.2 CR, de generación anterior, que llega al país desde Brasil y que sigue vendiéndose en nuestro mercado.

  • Mitsubishi L200 2.4 DI-D High Power Automática
  • Origen: Tailandia
  • Precio: US$: 53.900
  • Garantía: 3 años o 100 mil kilómetros (lo que ocurra primero)

Exterior

Mitsubishi L200 DI-D

Mitsubishi L200 DI-D High Power A/T.

Este diseño disruptivo de la cuarta generación fue suavizado en la quinta. Sigue el corte en J entre caja y cabina, pero las redondeces en el ángulo trasero y en las esquinas de la nueva L200 fueron limadas. Sigue siendo, en mi opinión, una de las propuestas más originales en un segmento donde el diseño sigue a la forma, y las innovaciones suelen circunscribirse a las parrillas y los faros.

Mide 5,28 metros de largo y 1,78 de ancho, lo que implica que está entre las más largas y angostas del segmento (Hilux 5,33 x 1,85, Amarok 5,18 x 1,94, Ranger 5,22 x 1,85). Tiene un despeje libre del suelo de 205 milímetros y una distancia entre ejes de tres metros.

Mitsubishi L200 DI-D

Es difícil diferenciarse en el diseño de una pickup D, sin embargo, Mitsubishi lo logró.

Mitsubishi L200 DI-D

El ya famoso corte en J entre caja y cabina de la Mitsubishi L200.

La caja, en tanto, mide 1,52 de largo por 1,47 de ancho y 475 mm de profundidad. Tiene cobertor plástico en la caja (algo que increíblemente algunas pickups siguen sin traer) y cuatro ganchos de sujeción, colocados en las paredes de la caja y no en el piso.

Mitsubishi L200 DI-D

Protector plástico y 4 ganchos.

El frontal recibió un cambio reciente, en el que se oscureció un poco los cromados de la parrilla, que le daban un aire demasiado oriental. Es un diseño sencillo, con líneas claras, sin tanto firulete como por ejemplo el de la Renault Alaskan. En esto es cuestión de gustos: a algunos les gusta que llamen más la atención, otros opinan que las chatas tiene que ser más bien sencillas. Lo que más se destaca son los faros, que traen proyectores de xenón y luces diurnas LED.

Trae estribos de aluminio, espejos eléctricos cromados, apertura de puertas por botón (finger touch) y manijas cromadas. La vista 3/4 trasera es el que a mí más me gusta, donde más se nota la tradición Mitsubishi.

Mitsubishi L200 DI-D

El frontal de la Mitsubishi L200: sencillo y con personalidad.

Un apartado para las cubiertas: pese a ser una versión tope de gama, trae unas razonables rodado 17 con medidas 245/70 con neumáticos marca Toyo de dibujo mixto. Cuando otras marcas se están yendo a rodados de tamaño excesivo y perfil bajo, es bueno recordar que esto sigue siendo un vehículo comercial.

Interior

Mitsubishi L200 DI-D

El interior de la Mitsubishi L200 puede ser calificado como austero y completo. Es decir, tiene casi todo lo que se le puede pedir a un vehículo como éste, pero sin lujos. Gracias al estribo y la manija en el pilar A, el ingreso a esta camioneta es sencillo y adoptar una posición de manejo cómoda tampoco tiene dificultades, ya que el asiento tiene regulación eléctrica y el volante se ajusta en altura y profundidad. Bien.

El volante es el mismo que vimos en la Oultlander y tiene un excelente grip, con comandos para la radio y el teléfono en el lado izquierdo y para la velocidad crucero en el derecho. Detrás hay dos grandes levas que no giran con el volante, para realizar los cambios de marcha en forma secuencial.

El instrumental mezcla dos grandes relojes para el velocímetro y las rpm con una pequeña pantalla monocromo, que hace las veces de computadora de a bordo e indica nivel de combustible y temperatura de agua. Esta pequeña pantalla es uno de los puntos más bajos de la L200, y tiene como agravante que, para cambiar la información que se muestra, es necesario tocar un botón dentro del propio instrumental. Una elección anticuada e incómoda.

Mitsubishi L200 DI-D

La computadora de abordo es demasiado sencilla, aunque se ve bien. El cambio de pantalla debe hacerse con el botón de abajo, lo que no resulta cómodo.

Más allá de esto, la información es completa y se lee muy bien. Lo único que se le podría pedir es que traiga monitoreo de presión de los neumáticos, un accesorio que da seguridad y que ya está presente en camionetas de menor segmento, como la Fiat Toro.

La otra pantalla, la multimedia, tampoco es de lo más moderna. Como es habitual en Mitsubishi, es un equipo Kenwood con pantalla táctil de 6,1″ que trae navegador Garmin, cámara de retroceso y conexiones varias. Como curiosidad, hay que señalar que sigue trayendo lector de CD-DVD.

La visibilidad de la pantalla es bastante buena y la operación de la radio-música bastante sencilla. El navegador Garmin es confiable pero, comparativamente, ha quedado poco práctico para operar. Por suerte el equipo sigue teniendo algunos botones físicos, aunque la mayoría de las operaciones hay que hacerlas con los dedos en la pantalla. La calidad de sonido, por cierto, es muy buena.

Mitsubishi L200 DI-D

El equipo marca Kenwood, con GPS Garmin incorporado y cámara de retroceso.

Mitsubishi L200 DI-D

El muy buen climatizador de dos zonas.

Un punto alto de esta Mitsubishi L200 es su seguridad. Viene con 7 aibags (dos frontales, dos laterales, dos de cortina y uno para la rodilla del conductor), control de estabilidad y tracción, asistente a la salida en pendientes, anclajes Isofix y carrocería deformable, que le ha valido unas muy buenas cuatro estrellas en el exigente crash test de EuroNCAP, que incluye la protección a peatones. Pulgar arriba.

La habitabilidad y ergonomía general es buena, con buen espacio para la piernas y la cabeza de los pasajeros traseros, gracias al mencionado formato curvo de la cabina. Detrás el respaldo trasero hay un pequeño espacio donde va el gato hidráulico, que puede usarse para guardar algunas cosas más. El ancho de hombros, por otro lado, no es el más generoso, y tres adultos pueden acomodarse pero no se sentirán cómodos en viajes largos.

Mitsubishi L200 DI-D

Los asientos traseros se benefician con la curvatura de la caja. Le falta una salida de aire acondicionado.

Mitsubishi L200 DI-D

Detrás del respaldo hay un pequeño espacio para guardar cosas fuera de la vista de extraños.

Un faltante que tenía esta L200 cuando llegó al país eran los revisteros en el respaldo de los asientos delanteros, algo que ya fue corregido por Mitsubishi. Sí se le podría pedir salida de aire para las plazas traseras, algo que algunas pickups del segmento traen pero la mayoría no. Hablando de aire, trae climatizador de dos zonas, de muy buen funcionamiento.

En resumen, el interior de esta L200 es confortable, seguro, cómodo, sin grandes faltantes pero también sin lujos.

En marcha

Mitsubishi L200 DI-D

Poderoso el chiquitín: motor 2.4 litros con turbo de geometría variable y block de alumino. Rinde 181 CV.

Esta Mitsubishi L200 viene con un moderno motor 2.4 litros turbodiésel con block de aluminio e inyección directa, que brinda unos poderosos 181 CV (más que una Hilux 2.8) y 440 Nm de torque a 2.500 vueltas. Es un gran motor, de entrega pareja, y le ha permitido a Mitsubishi bajar el peso de la camioneta y los consumos.

Las cajas disponibles son dos: manual de seis marchas, combinada con el sistema de tracción Easy Select, y automática de cinco marchas, con el sistema Super Select 4WD-II. En este caso es un unidad automática, y las cinco marchas parecen pocas en momentos en que la competencia ofrece 7 (Nissan Frontier) y 8 (VW Amarok). Sin embargo, como vamos a ver, lo que cuenta no siempre son las especificaciones.

Mitsubishi L200 DI-D

Esquema de suspensión trasero sencillo para la Mitsubishi L200, que puede cargar una tonelada.

Mitsubishi tiene una larga tradición en vehículos todoterreno y esta L200 está a la altura de su historia. El sistema de acople de la doble tracción es excelente y trae reductora, por lo que es muy sencillo de salir de cualquier terreno difícil. Es un vehículo concebido para darle caña y no siente el cansancio nunca.

Este segmento se conoce en muchos mercados como 1-ton pickups, debido a que tradicionalmente las camionetas han sido capaces de cargar una tonelada. Sin embargo, en  las versiones tope de gama, hace tiempo se ha renunciado a esta capacidad. No es el caso de esta L200, que gracias a que es más liviana (1.845 vs 2.115 de una Hilux SRX) puede cargar 1.025 kg.

En el segmento hay dos extremos en cuanto a puesta a punto. Algunas como Amarok han apostado al andar suave, similar al de un auto; y otras siempre han valorado más la fortaleza, como la Hilux. La L200 tiene una propuesta intermedia, con un andar aplomado sin renunciar a la capacidad off-road.

Se la siente muy firme y segura en asfalto, bien plantada, trasmite solidez y confianza. En caminos más rotos, el eje delantero tiene una puesta excelente y el trasero es algo más saltarín, ya que recurre a esquemas tradicionales de ballestas y no a sistemas multilink. Esto se nota sobre todo cuando la camioneta está vacía y es lógico, ya que como mencionamos, la puesta a punto tiene que buscar un equilibrio que le permita cargar esos mil kilos.

Mitsubishi L200 DI-D

Según comentan los vendedores, esta puesta a punto equilibrada es lo que les permiten cerrar más boletos de venta. Señalan que el 70 por ciento de los compradores de L200 vienen de otras marcas y llegan tratando de sacarse el dolor de riñones. Por eso, siempre hay una unidad de test drive disponible.

En barro, el sistema de doble tracción hace las cosas muy bien y lo mismo aplica para la arena. Más allá de su capacidad de carga, esta L200 es un vehículo ideal para el uso recreativo intenso, para hacer travesías. Por suerte, Mitsubishi no ha caído en la tentación de ponerle neumáticos de diámetros excesivo (trae llantas de 17 con cubiertas de uso mixto), lo que favorece este desempeño.

Mitsubishi L200 DI-D

El sistema Super Select 4WD-II de la Mitsubishi L200, con reductora.

La insonorización es muy buena en cuanto a los ruidos de viento y buena en cuanto al ruido del motor. Sacando a la nueva Mercedes Clase X (ver más), el sonido de los motores diésel se mete en la cabina y esta no es la excepción. Sí hay que mencionar que las vibraciones, otra marca de origen de estos motores, están muy bien controladas en esta L200. Tampoco hay grillitos cuando la sometemos a caminos muy rotos, lo que habla de la excelente calidad de ensamblaje de la planta tailandesa.

Las prestaciones son excelentes: acelera de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y llega hasta los 179 km/h, algo que nunca recomendamos probar en vehículos de esta altura. Las recuperaciones también son muy buenas, con un reprise 80-120 km/h en cuarta marcha de sólo 8.7 segundos.

Mitsubishi L200 DI-D

La caja automática de 5 marchas, de excelente funcionamiento.

La caja automática hace todo bien, con cambios tan suaves que ni se sienten. En modo secuencial, tiene un leve delay, algo habitual, y se agradece que la electrónica nos deje hacer sin intervenir demasiado. Las relaciones de caja están muy bien logradas, ya que a pesar de tener sólo cinco marchas, a 110 km/h va a 2.200 rpm y a 130 km/h, sube hasta las 2.700 vueltas.

Los consumos son buenos, con valores que rondan los 9 litros cada 100 km en uso mixto. A 110 km/h consume muy poco (7,4 litros) y en ciudad no es tragona, gracias a su cilindrada relativamente chica (alrededor de 10,5 litros). El tanque de combustible carga 75 litros y atención a este dato: por ahora, la L200 no trae filtro de partículas o DPF (ver de qué se trata).

Para cerrar, un punto alto: la dirección hidráulica, de buena asistencia, combinada con un excelente radio de giro de sólo 5,9 metros, lo que le da una muy buena maniobrabilidad en espacios reducidos.

Llegando

Mitsubishi L200 DI-D

La Mitsubishi L200 es una gran opción en un país que consume pickups como pocos en el mundo. Tiene como puntos fuertes su motor moderno, que le da unas excelentes prestaciones, y su desempeño off-road, que está a la altura de su historia. Además hay que señalar su buena capacidad de carga, su andar aplomado en ruta y su puesta a punto equilibrada.

Al venir de extrazona, su precio es algo elevado, sobre todo en un momento en que los clientes de pickups se dejan seducir por elementos que antes eran más propios de los autos, como las pantallas de alta resolución, llantas enormes o acabados más sofisticados. Si, en cambio, lo que se buscan son prestaciones, esta L200 está en la parte alta del segmento.

Como contrapartida ofrece una buena dotación de seguridad y diversión asegurada en uso recreativo. Mejoró algunas debilidades de la generación anterior y su confiabilidad le ha asegurado la fidelidad de sus clientes, lo que no es poco en este segmento.

A propósito de diversión: los rumores indican que la Montero basada en esta L200 podría volver pronto a la Argentina. Ya estamos ansiosos.

Mitsubishi L200 DI-D


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