Lanzamiento y prueba de manejo: Citroën C4 Cactus

junio 4, 2017 en Lanzamientos, Pruebas por Mauro Osorio

Citroën C4 Cactus

DESDE EL VALLE DE LA LUNA. Citroën lanzó en Argentina un auto tan original como llamativo: el C4 Cactus, un crossover de diseño rupturista y mecánica eficiente. Un test drive muy especial.

Supongo que organizar varios lanzamientos por año debe ir agotando las ideas de puesta en escena. Pero Citroën ha dado muestras de originalidad en todas sus épocas y se esforzó por darle el marco ideal a un producto que para ellos significa mucho: el C4 Cactus es el lanzamiento del años para la marca y por eso organizó un tour por San Juan y La Rioja, en el imponente marco del Valle de la Luna.

Es difícil imaginar un paisaje mejor para un auto crossover tan original. El C4 Cactus se encuentra actualmente en preventa en Argentina en una sola versión llamada PureTech 110 AT6 S&S Shine por $448.000.  Viene con el nuevo motor 1.2 turbo de 110 CV de potencia asociado a la caja automática de seis marchas. Los detalles del auto pueden consultarse en la siguiente ficha técnica.

Lo manejamos por más de 400 km de ruta, tierra y algo de ciudad.

Exterior

Citroën C4 Cactus

Decimos que es un crossover porque toma algo del diseño de un auto convencional y algo de un SUV (o 4×4). Pero, a decir verdad, todo en el C4 Cactus es original, no en el sentido estricto de la palabra pero sí en términos relativos respecto a nuestro mercado. No se vende en Argentina un auto similar en diseño y propuesta y por eso cuesta encasillarlo. Para mí, por diseño, precio y segmento, el Renault Captur es lo más cercano, y así y todo son muy distintos.

Pertenece al segmento B, pero con 4,15 metros de largo y 2,6 de distancia entre ejes, es de los más amplios. No hay forma que no llame la atención en la calle por su propuesta futurista, uno de los fuertes del C4 Cactus. Por momentos se parece a un concept y la originalidad será uno de sus argumentos de venta, me parece. Citroën en el pasado tuvo propuestas rupturistas y un público fiel la siguió en las buenas y las malas. Ese público sigue ahí y por eso este auto hecho en España es tan importante para la marca.

Citroën C4 Cactus

En el diseño yo rescato tres cosas: las líneas minimalistas de la chapa que dan sensación de esfera; el aire futurista que le aportan los grupos ópticos -en tres líneas en el caso de adelante, atrás son más convencionales; y lo ya famosos airbumps, las almohadas de poliuretano termoplástico dispuestas en las puertas y paragolpes para amortiguar, justamente, los golpes. Estos airbumps vienen en cuatro colores combinables con los siete de carrocería.

¿Qué combinación eligen los lectores? Yo estoy entre el blanco con chocolate y el azul con claro.

Citroën C4 Cactus

En términos estéticos, siempre habrá un cisma entre la vanguardia y el clasisismo. A mí el C4 Cactus me encanta porque su diseño es moderno pero sobre todo bien logrado, lo que le abre las puertas a un posible paso al museo de los clásicos «populares» de acá a 30 años. Claro que para eso no alcanza con la pinta.

Citroën C4 Cactus

Interior

Citroën C4 Cactus

Interior minimalista retro. Un imperdonable: no trae espejo de cortesía en el parasol del acompañante. Si bien no tiene salida de aire a nivel tablero para el acompañante, sí tiene unas al nivel de las rodillas.

En el interior, para mí, hay cierta ruptura con el exterior que puede hacer algo de ruido. Lo veo como una especie de retrofuturismo minimalista, donde la idea que prima es que menos es más. Según veo yo, el diseño interior se inscribe en la moda de artículos nuevos con aire vintage, similar a lo que sucede con las nuevas cámaras de fotos Leica.

Una de las claves de esta moda es imponer ciertas limitaciones retro, y ahí es donde puede haber más polémica. Por ejemplo, si para muchos los autos sin cuatro relojes más que autos son electrodomésticos, el C4 Cactus prescinde también de un tacómetro. Para mí, esta provocación -buscada, por cierto- es innecesaria, ya que saber a cuántas vueltas va el motor es una necesidad.

Por cierto, cuando hablamos de relojes lo decimos en sentido figurado, ya que aquí todo es digital. Los elementos retro están dados por el diseño de la plancha, mínimo, con goma blanda y detalles símil cuero. La calidad de materiales es buena pero no sobresaliente, ya que en la parte baja los plásticos son comunes.

Citroën C4 Cactus

El polémico tablero con muy poca información. Sólo muestra velocidad -en números- y nivel de combustible, más información de la caja y el odómetro de kilómetros totales, ya que el parcial sólo se ve en la otra pantalla.

La posición de manejo me pareció fácil de hallar, pese a que el volante sólo se ajusta en altura. Toda la habitabilidad del C4 Cactus me gustó, tanto en las plazas delanteras como en las traseras. Y aquí la otra gran polémica: las ventanillas traseras no se bajan. Esto, para mí, nuevamente, peca de provocación innecesaria y juro que más de una vez me encontré buscando el levantavidrios para sacar alguna foto al bellísimo paisaje.

Citroën C4 Cactus

El espacio es bastante bueno para dos adultos y un niño. Las ventanillas no se bajan, sólo pivotean. Tres cinturones con tres apoyacabezas y anclajes isofix para sillas infantiles.

Citroën C4 Cactus

El baúl es un punto fuerte, con 358 litros. Ahí dentro hay un auxilio de chapa de rodado 15″ que funciona como temporal, ya que las llantas «titulares» son rodado 17″.

El nivel de equipamiento es bueno: trae control de estabilidad y tracción, seis airbags, ayuda de salida en pendientes, cámara de retroceso, pantalla táctil de 7″, climatizador de una vía, sensores de lluvia y crepuscular, limitador y regulador de velocidad, luces con sistema cornering (ilumina la parte interna en curvas) y follow me home (ilumina el camino cuando nos bajamos del auto), asientos calefaccionados y barras en el techo. Lo detalles, en la ficha técnica.

A modo de conclusión del interior: el estilo minimalista me gustó mucho, pero me parece que disfraza ciertas carencias en estilo retro. Lo de las ventanillas traseras que no se bajan parece más un ahorro de costos que a provocación vanguardista, lo mismo con la pantalla de instrumental, que podría ser mejor usada: podría traer poca información por defecto y ser configurable para ver, por ejemplo, información del GPS como en el C4 Picasso. Esta pantalla parece más low-cost que retrofuturista.

Dos faltantes más que me cuesta entender: espejos de cortesía en el parasol del acompañante y los sistema de emparejamiento de celulares Android Auto y Apple CarPlay, algo que ya viene en productos del segmento B Mercosur. El GPS incorporado no es de nueva generación y no se lo puede comandar por voz, algo que se cubriría con los sistemas de celulares mencionados arriba.

En marcha

Citroën C4 Cactus

En un auto con mucho diseño, lo que me enamoró fue la mecánica. Este motor 1.2 Puretech turbo de tres cilindros es una verdadera belleza y funciona en matrimonio perfecto con la caja Aisin de sexta. Tiene 110 caballos pero se siente como un diésel: tiene hermosos 205 Nm de torque a sólo 1.500 vueltas, que empujan y empujan.

Los tres cilindros tienen un rugido muy particular que a mí me encanta y en este caso no se siente su perjuicio: esa vibración constante cuando regulan, como en el VW Up. El motor con buen torque a bajas vueltas y la caja bastante rápida hace que no se extrañen levas al volante: el conjunto hace casi todas las cosas bien y podemos dejar en D la selectora y pensar en otra cosa. Si queremos una respuesta más rápida, se puede seleccionar la tecla S.

Este motoricito, aunque no lo crean, lleva al C4 Cactus hasta los 185 km/h sin problemas. Los recuperos son todos buenos (no pudimos medir bien) y el único problema con la velocidad es en un extraño silbido que aparece justo cuando pasamos los 153 km/h. Es curioso  porque al principio parecía un pitido que anunciaba algo, pero al parecer es producto de la aerodinámica.

A propósito, el ruido del viento también se siente más de lo deseado, probablemente debido a las barras del techo.

Citroën C4 Cactus

La suspensión es bastante durita, lo que mejora la estabilidad en ruta pero resiente un poco el confort, sin ser grave. La dirección eléctrica se siente muy bien, muy blanda a baja velocidad y con mayor dureza en ruta.

Los consumos no pudimos medirlos correctamente pero casi con seguridad son muy bajos, alrededor de 7  litros cada 100 km a 130 km/h y bastante menos a 110 km/h. Los tramos urbanos fueron muy pocos para tener una idea.

En Europa, Citroën publica sus consumos en condiciones reales de uso, y para este motor el valor es de 6,1 litros cada 100 km de media, con caja manual. Las cajas automáticas consumen más, por lo que debería ser un poco superior (sobre todo en ciudad) pero no mucho. El sistema Start&Stop (apaga el motor cuando el auto está detenido) ayuda a mejorar las cifras.

Llegando

Citroën C4 Cactus

El C4 Cactus es un auto singular, que se destaca más por lo conservador del diseño general que se ofrece en Argentina. A mí la estética me encantó y seguramente hará nido en el corazón de los amantes de Citroën de toda la vida, que buscan autos distintos y llamativos. Por venir de Europa, tiene un costo más alto que el que indica su nivel de equipamiento, pero lo compensa con imagen. Es un auto para que te vean, en momentos en que los premium alemanes están cada vez más conservadores.

La sorpresa positiva fue el motor 1.2 turbo de tres cilindros, que se comporta como un diésel de esos que gustan tanto. La negativa fueron ciertos faltantes, disfrazados de estilo. A diferencia de las carteras o la alta costura, en un auto el diseño siempre tiene que ser funcional y ciertas elecciones como las de las ventanillas traseras están, a mi juicio, erradas.

Por supuesto, ningún faltante de este tipo va a cambiar una decisión de compra de alguien que está realmente interesado en un auto tan especial. Tengo la sospecha, quizás injustificada, que los detalles que no me gustaron poco le importan al comprador-target de este auto.

Bienvenido C4 Cactus a Argentina, necesitábamos un auto que rompa la monotonía.

Citroën C4 Cactus


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