Brasil se apresta a aprobar el plan Rota 2030, un programa de incentivos fiscales para las automotrices que puede afectar las inversiones en Argentina. El ministro Dante Sica ya viajó a ese país. 

Luego de muchísimas demoras, el presidente brasileño Michel Temer finalmente presentó el plan Rota 2030 (la hoja de ruta hasta el año 2030), un programa a largo plazo que establece directivas para la industria automotriz de la próxima década. Este plan reemplaza al vencido Inovar Auto y era fuertemente reclamado por las automotrices para decidir inversiones.

Pero el plan, que establece normas que van desde la emisión de gases hasta la seguridad, puede afectar a la industria automotriz argentina, ya que establece numerosos incentivos fiscales como premios a esos objetivos. El nuevo ministro de Producción de nuestro país Dante Sica viajó de urgencia ayer a Brasilia para plantear la posición argentina.

Lo más destacado es que Rota 2030 establece incentivos como créditos por 1.500 millones de reales para las compañías que inviertan en investigación y desarrollo en Brasil. Las automotrices deben invertir al menos 5.ooo millones de reales. Por supuesto, esto implica que Brasil sea más atractivo para invertir que Argentina.

Además, incluye fuertes incentivos fiscales a la eficiencia energética de los autos y cambia el paradigma de valorización. Hasta ahora muchos de esos incentivos tenían en cuenta la cilindrada del auto y no su eficiencia energética. Por eso eran tan populares los autos 1.o en ese mercado.

Se establece un nuevo etiquetaje con nuevos valores de referencia (como el que usan los artefactos eléctricos) de acuerdo al ahorro de combustible y emisiones de gases CO2. Esto puede ser un beneficio para el consumidor argentino o no: en algunos casos esos cambios llegan por derrame a nuestro país y en otros, no.

Por ejemplo, los económicos motores 1.0 de tres cilindros como los de Renault Kwid y VW Up responden a esta lógica, lo mismo que la caja de sexta en el Toyota Etios. Pero, no siempre ocurre: los Chevrolet Onix y Prisma se venden en Brasil con caja de sexta, algo que no se ofrece en Argentina. VW lanzó los modelos Polo y Virtus con el eficiente motor 1.0 turbo en Brasil, pero para Argentina optó por el más barato, gastador y contaminante 1.6 atmosférico.

Estas diferencias van en contra de lo que habitualmente se proclama en los sectores industriales, que piden un régimen común para los dos países principales del Mercosur. Por ejemplo, Argentina pospuso la norma que obligaba a las automotrices a colocar un dispositivo como el control electrónico de estabilidad para este año y lo llevó hasta 2020 con la excusa de homogeneizar la normativa con Brasil. Ahora ese país establece sus propios incentivos en la materia.

Entre otros elementos se habla de frenado automático de emergencia, el propio ESP y mejoras estructurales de los vehículos. Pero por el momento no hay mención alguna a coordinar estas mejoras con Argentina.

Dante Sica, en Brasil

El nuevo ministro Dante Sica viajó ayer a Brasilia para reunirse, entre otros, con su par Marcos Jorge. Los 400 millones de dólares anuales que destinará el gobierno brasileño a las automotrices es un grave riesgo para las inversiones en Argentina. Una de las demoras de la presentación del plan Rota 2030 fue justamente los peligros de denuncias de otras países frente a la Organización Mundial de Comercio OMC.

De acuerdo con un comunicado del ministerio de Producción, Dante Sica «expresó su inquietud por la medida Rota 2030 (la de subsidios al sector). Y concordaron con su colega brasileño tratar el tema en la próxima reunión del comité automotor”.

Rota 2030 por ahora es un decreto presidencial, que debe ser refrendado por el congreso brasileño en un plazo de 120 días, algo que la mayoría de los analistas ven como seguro.

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